El periodista, escritor y poeta colombiano de Santander de Quilichao, Diego Chonta, radicado en la capital española hace más de una década, presenta su obra de poemas, editado por Editorial Doblevia de Madrid. Presentamos algunos de sus poemas.
Lindísimo. Yo sabía que Diego aullaba, pero no tan bellamente. Eso de que, «cuando te vayas apaga la luna que es nuestra» es una hermosa metáfora digna de un verdadero poeta… ¡Chapeau!!!
Para ser sinceros, ese libro me da una envidia de esas bien malas. Nada qué hacer! Y me siento frente a un espejo leyendo los poemas de un tipo que nunca pensé que tuviera tanto corazón y tanta sutileza para contar en poemas historias tan como de uno -el de a pie, el que se enamora y se desenamora todos los días. Bien hecho, mejor dicho!
¡Felicitaciones! Diego. Impactante incursión en un género tan difícil como la poesía amorosa. Espero leer tu novela Kether y las que estés escribiendo. También podrías recopilar en un libro las que consideres tus mejores crónicas. Un abrazo.
Lindísimo. Yo sabía que Diego aullaba, pero no tan bellamente. Eso de que, «cuando te vayas apaga la luna que es nuestra» es una hermosa metáfora digna de un verdadero poeta… ¡Chapeau!!!
Bién, Chonta. Tu pasión, escribir.
Lo quiero pero YA ese libro. Me encanta el romanticismo de ese lobo.
Bardo de alto vuelo en pequeñas aeronaves hechas poema. Un abrazo inmenso!
Diego Chonta, amigo….Eres un grandioso poeta, un excelente narrador y un fotógrafo muy creativo…Saludos desde Quilichao…
Para ser sinceros, ese libro me da una envidia de esas bien malas. Nada qué hacer! Y me siento frente a un espejo leyendo los poemas de un tipo que nunca pensé que tuviera tanto corazón y tanta sutileza para contar en poemas historias tan como de uno -el de a pie, el que se enamora y se desenamora todos los días. Bien hecho, mejor dicho!
¡Felicitaciones! Diego. Impactante incursión en un género tan difícil como la poesía amorosa. Espero leer tu novela Kether y las que estés escribiendo. También podrías recopilar en un libro las que consideres tus mejores crónicas. Un abrazo.