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Por Juan Antonio Bernardi Madriñán*. Repaso a una vida dedicada al deporte desde diferentes frentes, como basquetbolista de alto rendimiento por el Valle y Colombia, dirigente deportivo de la ciudad que hizo suya e hincha furibundo de la Selección Italia y del Deportivo Cali.

El 28 de enero de 2011, partió a sus 73 años Nano o el Tano, como le decían sus más cercanos familiares y amigos a mi padre, un colombo italiano nacido en Armenia (Quindío) pero hijo adoptivo de Cali, quien fuera una de las grandes figuras de la historia del deporte vallecaucano.

Inicia su carrera deportiva en Cali. El 1 de mayo de 1950, cuando mi abuelo, el constructor italiano Antonio Bernardi Defina, se trasladó a vivir a Cali con toda su familia, Mainardo fue matriculado en uno de los planteles educativos masculinos más tradicionales de la ciudad, el San Luis Gonzaga, donde descubrió su gran talento y habilidad para jugar basquetbol e inició su carrera con la pelota naranja que le dejó tantas satisfacciones y grandes amigos.

Capitán del San Luis Gonzaga. Entre los años 1952 y 1957, se destacó como capitán del equipo de su colegio, fueron campeones departamentales en los Juegos Intercolegiados en diversas ocasiones, y sus grandes rivales, como él recordaba de esa gran época, fueron el Pascual de Andagoya de Buenaventura y el Berchmans de Cali.

Valle campeón nacional en básquet. Siguió su carrera ascendente, portó la camiseta de capitán de la Selección Valle Juvenil y de mayores, representó al departamento y al país en varios campeonatos nacionales e internacionales. Fue uno de los artífices de dos de los triunfos más sonados en básquet del Valle para esos años, el Campeonato Nacional de 1958 y el título en los Juegos Nacionales de 1960.

Triunfo histórico en Sudamericano de Clubes en Quito. Como campeón en 1958, el seleccionado rojo y blanco, se ganó el derecho de ir a jugar como Selección Colombia con el uniforme del Valle, en la cuarta edición del Campeonato Sudamericano de Clubes Campeones en la capital ecuatoriana. Ahí los vallecaucanos, entre los que se encontraba Mainardo, lograron una victoria histórica, vencer por primera vez al equipo San Lorenzo de Almagro, que representaba al seleccionado argentino y que quedó subcampeón.

Mi padre narraba como previo al cotejo con los gauchos, los colombianos habían derrotado a los chilenos por un marcador apretado y habían caído ante el combinado paraguayo por un score estrecho, al tercer compromiso llegaron con la necesidad de triunfar y seguir en carrera en dicho campeonato. Fue un partido de mucha tensión y coraje, el elenco colombiano dirigido técnicamente por Jaime Mendoza y el argentino Juan Rocheteux, se batió con garra y tesón dentro del terreno con jugadores de la talla de Christopher, Luna, Peñaloza, Nemen, Bernardi, Soler, Ochoa, Lema, Hormaza, Reyes y Quezada. Ellos derrotaron a los argentinos ante 7.000 espectadores por marcador de 67 a 64.

Joaquín Marino López, periodista de gran reconocimiento en el país y enviado especial de Cicrodeportes Valle a cubrir el campeonato suramericano, la describió como la “Noche de gloria para Colombia.

El cierre de su carrera. En 1960, Mainardo participó en los VIII Juegos Atléticos Nacionales de Cartagena, donde el seleccionado vallecaucano ganó la medalla de oro. Prácticamente en ese momento y con ese triunfo, cerró su ciclo como deportista de alto rendimiento.

En la dirigencia deportiva del Valle. Ya en la década del setenta, Nano siguió vinculado al deporte, se destacó como dirigente deportivo, llegó a ser miembro de la Liga Vallecaucana y la Federación de Básquetbol. Hizo parte del comité organizador de VI Juegos Panamericanos en 1971 y apoyó con sus ejecutorias para que Cali fuera sede del VII Campeonato Mundial de Baloncesto Femenino en 1975.

El fútbol fue su otra gran pasión, siguió los pasos de la Selección Italia en cada mundial al punto que salía a vacaciones para sentarse a hacerle barra, celebró por todo lo alto la Copa  España 1982 y Alemania 2006.

Por muchas décadas mi papá le entregó su corazón hasta el día de su partida a la institución verde y blanca, primero como dirigente y luego animando y acompañando como cualquier hincha en el estadio, a su equipo de fútbol, el Deportivo Cali.

Con su esposa y compañera de vida, Selima Madriñán, el día de su matrimonio (Capilla de Santa Teresita, Cali 1969)

Hace 9 años partió y dejó un vacío grande entre mi madre Selima, mi hermana Paola y el grupo de la familia Bernardi. Su gran enseñanza fue la entrega y los valores donde siempre estuvo el deporte como prioridad en su vida.

El basquetbol y el fútbol le dejaron grandes amigos, pero ninguno como Daniel Claros que fue su cómplice de aventuras, travesuras y grandes gestas deportivas. Con el ´Negrito´ Claros, su hermano del alma, habían nacido el mismo día y sin saberse se volvieron inseparables desde niños. En la foto durante la celebración conjunta de sus 70 años.

*Cronista deportivo e hijo de Mainardo Bernardi