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Cuando era niña imaginaba 
cómo sería mi vida
si quedaba atrapada en una cueva
con una de mis muñecas solamente
sin poder salir o gritar,
observando desde un pequeño agujero
la salida del sol y la llegada de la noche.
Sentía algo de miedo por la oscuridad
y de pronto imaginaba el frío que tendríamos
en ese lugar.
Sin nostalgia de mi vida
o tristeza por los que quedaron fuera,
con la seguridad de ser encontrada
a tiempo para la cena.
Y ahora,
cuando la muñeca huyó como la infancia
y nos hemos recluido para no morir,
quisiera pensar que es un juego
y que muy pronto
escucharé que llaman a la mesa de mantel amarillo
y limonada fría.
Espero.
Ana Milena Puerta: caleña, comunicadora, conversadora y escritora de poemas, cuentos y recetas de cocina. Amante de la literatura, la cultura ciudadana y el mar. Coleccionista de atardeceres, aves en vuelo y charlas interminables.